Es una forma de describir el camino emprendido en octubre que me ha llevado a re - descubrir paisajes, a contemplar rincones con una nueva mirada, desaprendiendo sin ningún temor, aprendiendo con pasión, sabiendo que quizás esos nuevos aprendizajes no me servirán en futuros caminos, o sí, eso no importa, lo que sí importa, es que he disfrutado, y mucho.
Yo misma me sorprendo cuando en ocasiones me quedo sin palabras (los que me conocen saben a lo que me refiero) pero las despedidas suelen ser una de esas situaciones en las que mi vocabulario se estrecha y mi boca se seca, incluso en "modo escrito" los párrafos se quedan con "hambre" de palabras. Ha sido un placer compartir esta asignatura contigo, aunque las dos sabemos que ha sido ¿difícil?, ¿distinto?, ¿raro?... bueno solo estoy segura de que ha sido muy INTERESANTE. Gracias.
A continuación muestro los enlaces de los trabajos presentados en primer lugar el relacionado con la práctica nº2 (sobre el tema de ciudad y procomún) y los materiales de apoyo realizados para exponer mi portafolio de la asignatura.
Tener claro el título del post antes incluso de saber en concreto de qué vas a escribir no sé si es lo más habitual, pero realmente todo lo que está aconteciendo los "nuevos" enfoques sobre los procesos de aprendizaje me llevó inevitablemente a pensar en la "movida madrileña" todo un movimiento contracultural que sin duda marcó a toda una generación y a un país aún adormecido por la dictadura. Quizás ahora estamos viviendo algo similar con el mundo educativo y a nivel planetario, quizás sencillamente esta sea una asociación bastante vulgar, por eso, espero, sepan perdonarme.
Quiero comenzar con la bibliografía que me ha
llevado a escribir este post, y digo bien primero ha sido la bibliografía, la
lectura y luego la idea de escribir algo al respecto, por eso creo conveniente
empezar con la lista de lecturas en el orden en que fueron leídas.
Santamaría, F. (8 Dic, 2012). Qué
entendemos por plataformas de aprendizaje, LMS, LCMS, VLE, MLE, EVA y demás
sopas de letras. Consultado el 9 de diciembre de 2012.
El tema de este post nace por una
coincidencia en el tiempo, mientras en la asignatura de espacios sociales y
culturales en red reflexionábamos acerca de nuevas modalidades de aprendizaje,
no dejaban de aparecer en mi TimeLine referencias a los MOOcs, quizás la
explicación es que prestaba más atención a aquellos tweets que hacían
referencia a ese tema.
Los MOOCs (Massive Online Open Courses) se
promociona como el mayor avance en la educación en los últimos 200 años, la
idea es una educación gratuita para todos, en cualquier lugar del mundo con
acceso a internet (Savenije, D. 2012). Algunas de sus características son como ya
hemos dicho la gratuidad del acceso, que no se limita el número de
participantes, con un diseño que busca generar espacios de conversación entre
los participantes, situando el aprendizaje y las conexiones que genera durante
el curso en el centro del proceso de aprendizaje en lugar del contenido, por lo
que, los que generan finalmente los contenidos del curso, son los propios
participantes y un diseño tecnológico que permite la diseminación de esa
actividad desarrollada por los propios participantes a través del uso de
plataformas y redes sociales (Álvarez, D. 2012). Es precisamente esta última
característica lo que lleva a muchos a pensar en el caos que este tipo de
metodologías genera y que por lo tanto pierde eficacia e incluso calidad en el
aprendizaje.
Mis primeras lecturas acerca de este enfoque
de aprendizaje on-line eran bastante negativas al respecto, haciendo hincapié
en esos aspectos negativos y en la exagerada expectación que estaban levantando
entre el mundo académico. Todas las universidades importantes parecen querer
ofertar este tipo de experiencias de aprendizaje, pero no todas parecen
enfocarlo de igual forma. Parecen coexistir varios tipos de MOOCs; los cursos
conectivistas denominados CMOOCs y los no conectivistas los xMOOCs. En los
primeros CMOOCs el protagonismo se centra en las personas y las conexiones que
se genran mientras que en los xMOOCs el protagonismo es de las tecnologías y
los contenidos. Para los CMOOCs no se trata de un curso sino de una experiencia
de aprendizaje. Sin duda una declaración de principios que a los descreídos
como yo nos lleva a pensar que algo de todo esto tiene que tener truco, para
que como se pregunta Jordi Martí en su blog Xarxatic, todo esto no sea más que
un bluff.
Algunos de los aspectos negativos que se
repiten en las lecturas arriba mencionadas son:
Cuestiones referentes a la supervisión y la evaluación, haciendo referencia a los alumnos “tramposos”, e incluso se habla de soluciones como vigilancia en directo por webcams, cierres de navegadores, software de detección de plagio.Problemas para las certificaciones, créditos o títulos. Este problema de la ausencia de títulos en un país como el nuestro aquejado durante muchos años de “titulitis” me hace reflexionar también sobre los cambios en el mercado laboral, en Francia por ejemplo ya se están cambiando los modelos convencionales de entrevistas de trabajo por simulaciones dónde lo único que importa es que el candidato demuestre en vivo y en directo sus competencias y habilidades que tiene.
McDonalización de la educación: miles de estudiantes de todo el mundo que cursan el mismo curso, con el mismo contenido y con el mismo instructor. En este artículo, MOOcs and the McDonaldization of Global Higher Education, en el que se explica este concepto, alerta sobre que este tipo de cursos que aspiran a transformar la educación superior convirtiéndose en universidades multinacionales no pueden convertirse en servicios de radiodifusión a las personas de otros países, sino que debe participar y aprender de otras culturas, el “masivo” elemento de MOOC tiene un efecto homogeneizador. Los MOOCs nos proporcionan el acceso a una educación de máxima calidad, pero es un producto pre-envasado y estandarizado.
La dispersión a la que antes hacia referencia de contenidos, conversaciones e interacciones hace preciso la figura de un “organizador”. (Alvarez, D. 2012).
Los participantes han de tener un cierto nivel de competencia digital y un alto nivel de autonomía en el aprendizaje. Parece entonces necesario preparar a los futuros participantes de este tipo de experiencias de aprendizaje en desarrollar su Entorno Personal de Aprendizaje. Creo sinceramente que en las universidades no se está preparando a los estudiantes en esta competencia, más bien al contrario, aquello que está en el aula virtual es lo único que importa. Un MOOC es un proceso muy interesante para eso que yo llamo “tirar del hilo”.
Otro aspecto que a muchos les preocupa es el tema de la financiación porque recordemos que una característica de los MOOcs es su gratuidad, hasta ahora muchos se llevan a cabo gracias al “altruismo” de los educadores y a donaciones millonarias ¿pero que pasará en el futuro? Algunos piensan que se terminará por pagar no el acceso pero sí la acreditación final, las tutorías, publicidad, venta de libros de texto. También encontramos en estos modelos quiénes utilizan términos económicos y abogan por encontrar modelos de negocio sostenibles, sin comprometer os principios que caracterizan a los MOOCs.
Altas tasas de abandono y niveles de aprovechamiento muy bajos.
Pienso que muchas de las críticas que se
realizan de los MOOCs se hacen porque la gente analizando estas iniciativas con
las mismas gafas que utiliza para los aprendizajes presenciales, los modelos
actuales, e incluso muchos de los fallos de algunos de los MOOCs (recordemos la
diferencia entre CMOOCs y XMOOCS) es que tratan de replicar lo que pasa en las
aulas presenciales, en nuestras universidades, es decir, la falta de reflexión
pedagógica. Interesante esta reflexión realizada por Cristobal Suárez en su
blog “Educación y Virtualidad”:
Más allá de esos aspectos negativos, más allá
de buscar dobles intenciones por quiénes ponen en marcha este tipo de cursos,
me quedo con la idea de que nunca antes grandes universidades habían
contribuido con tanta generosidad a la difusión del conocimiento y quizás nunca
antes habíamos tenido tantas oportunidades para formarnos (Paniagua, S. 2012).
Quizás los MOOCs no sean la panacea, pero tampoco suponen una aberración, no
tienen porque funcionar de igual modo para todo el mundo, es un posible enfoque
de aprendizaje on-line pero seguro que no es ni será el único.